De Guillermo Rodríguez Bernal

martes, 18 de abril de 2017

Liverpool.- Barrio de Woolton, Allerton, Penny Lane, el Club Casbah y algunas cervezas (2ª parte).

The Wine Bar
Empezando a comer en Penny Lane
En Penny Lane llegó la hora de la comida. Creo que “The Wine Bar” era el único sitio que estaba abierto, pero fue estupendo. Buen precio, mucha variedad de cosas para comer y un ambiente Beatles único hasta entonces. Disfrutamos mucho de aquel lugar. Fotos por todos lados, un cuadro con el registro de los nacimientos de los four fab y un bombo en alto con las letras “The Beatles”, que a saber si realmente fueron de ellos o no. Pegados al ventanal que daba a la calle, nos despachamos a gusto probando de todo lo que por allí había y hablando de lo bien que estaba saliendo todo en esa mañana. Llega un momento, no recuerdo si Daniel o Paco, que ven pasar un autobús. Era el de los turistas que hacía un recorrido a precio de oro por los lugares Beatles y sin enseñar ni una tercera parte de lo que estábamos viviendo nosotros. Tenía por nombre el del autobús de la película “Magical Mystery Tour”. Corriendo para buscar la cámara para hacerle alguna foto antes que se fuera, mientras los del bus nos retrataban a nosotros. Se veían desde aquel bar las carcajadas de lo que allí iban, viendo a cuatro tíos buscando cámaras estrepitosamente, cuando los que estábamos en el lugar mítico éramos nosotros.
The Wine Bar
Esperando la comida
Penny Lane
Pues eso dirían, vamos a pintarlos que se los llevan
Después de comer, nos recorrimos Penny Lane de cabo a rabo. Al final de ella, sobre un muro de piedra, el ayuntamiento tiene pintada la placa que da nombre a la calle porque se llevaban las que habitualmente ponían. Allí nos hicimos nuestra foto, colocando el trípode en la acera de enfrente. Al abandonar Penny Lane hacernos una foto en su paso de peatones, emulando la portada de Abbey Road y creyéndonos en Londres. Tardaba en saltar el automático de la cámara de Paco con el consiguiente enojo de los coches que esperaban nuestra gansería. Salir de aquella mítica calle Beatles y toparnos con la barbería Tony Slavin, aquella que Paul decía que allí “hay un barbero enseñando las fotografías de todas las cabezas que ha tenido el gusto de conocer”.
Arnold Grove
Casa natal de Harrison en Arnold Grove
Nuestro paso siguiente ella llegar a Arnold Grove. En el número 12 estaba la casa natal de Harrison. Ninguna señal, placa o algo parecido marcaba el lugar. Dato curioso es que del número 10 un niño jugaba a la pelota con su padre con una camiseta del Barcelona. El hombre señalaba la puerta, asentía con la cabeza y nos decía: “George, George”, a la vez que sonreía. Así continuamos nuestro trayecto, esta vez buscando el lugar de nacimiento de John en Oxford Street, relativamente cerca de allí. Fue nuestro primer fracaso, había bastantes calles con ese nombre y esa que teníamos marcada no era. El ánimo de todo lo visto hasta ahora no menoscabó esa desilusión.
En principio la ruta estaba prevista hasta ese punto, pero estábamos tan bien y era todavía tan temprano que decidimos dar un salto importante, llegar de golpe bastante lejos, al club Casbah. Ese club era propiedad en tiempos Beatles de Mona Best, madre del primer batería beatle Pete Best y motivo por el que era precisamente batería de la banda creada por John. Lennon decía que teniendo a Pete en plantilla no les faltaría lugar para tocar y con lo guapote que era, chicas tampoco. Como ese día el duende y la magia estaba con nosotros, al volver la esquina nos topamos con una parada de autobús. Repasando el itinerario, llegaba a salir a Queens Drive y nos dejaba a dos pasos (que luego fueron algunos más por equivocación) de Hayman’s Green. Creo que no había nada que pudiera fallar ese día. Montarnos en un bus abarrotado, mis amigos me ayudaban a orientarme diciéndome los nombres de las calles que íbamos pasando y yo localizándolas en el mapa hasta
Club Casbah
Club Casbah
llegar al punto exacto. Atravesamos en un momento media ciudad de Liverpool. Al caminar esa envidia sana que siempre le nace a José Manuel por varios campos de futbol con césped natural. “Quien lo hubiera cogido de niño”, se decía mientras seguíamos caminando.
Ya en las cercanías un pub se veía bastante animado, bendita equivocación que nos hizo pasar por su puerta. Estaba en un cruce pero tenía un aparcamiento propio abarrotado de coches. Entramos a tomarnos unas cervezas y por poco nos quedamos allí toda la noche. No he visto un local más lleno de gente nunca. Televisores por todos lados retransmitían el partido de futbol Turquía-Inglaterra, clasificatorio para la europoca de 2004. Aunque quedara 0-0 y Beckham fallara un penalti pitado por Collina, el ambiente era estupendo. Ingleses con sus bufandas y camisetas alentando a su selección y viviendo el partido con
Club Casbah
Alguien se llevó una plaquita "Cuidado con la cabeza"
una pasión enorme. Era como estar en el campo. Salimos casi sordos del local pero con una vivencia única. Anochecía en Liverpool y nos fuimos directos al Casbah.
En aquella sombría calle, la cancela de entrada estaba abierta. Dudo que siguiera como local de conciertos, porque se veía como vivienda principalmente. Una placa en la parte trasera hacía mención a lo que fue y una cuba de poda tenía unos focos viejos allí tirados. A saber lo que iluminaron años atrás. Estuvimos el tiempo justo, porque lo veíamos como un allanamiento a una finca particular. Volviendo sobre nuestros pasos, nos paramos en una parada de autobús cercana con itinerario al centro de Liverpool. Era momento de volver, la noche se hacía más cerrada y empezaba a lloviznar.
Pasión de España, se leía en aquellos botellines de importación de la Cruzcampo.
De vuelta al centro llama la atención un lugar de comidas. “La Tasca” ofrecía comida y tapas españolas. Desde ensaladilla rusa hasta botellines de la Cruzcampo de importación. Por entonces la cerveza sevillana no estaba ni muy extendida por el resto de España como ahora,
The Grapes
Guitarrista en "The Grapes"
imaginaros encontrárnosla allí. Curioso como la música que ambientaba el local era mexicana. Bueno, se perdona, al menos el camarero era de Valladolid. El resto de la noche no salimos de Mathew Street. Desde “The Grapes”, aquel local donde los Beatles se tomaban las cervezas antes de cada actuación, por ser el único autorizado por entonces para dispensar bebidas alcoholicas, y donde un señor y su armónica hizo un repertorio concatenado de canciones de los Beatles. Pasando por el pub Cavern, repleto de gente, con guitarras donadas por Paul y contratos firmados por ellos a principios de los sesenta. Sin dejar atrás el mítico Cavern Club, con cola en una puerta salvaguardada por dos señores enormes, bajando todos sus escalones, con esos ladrillos rojos y aquel escenario que tantas veces vimos en fotos. Y donde acabamos la jornada, en el Flanagan’s Apple, con un sótano con una música en directo de rock actual, fuerte y que te hacía pegar saltos a pesar de la jornada que llevábamos.
Liverpool
De recogida por las calles de Liverpool
No recuerdo que hora era, pero de madrugada un señor del local se puso a vociferaba algo que entendíamos que nos fuéramos que estaban cerrando. A pesar de eso nos sirvieron una última pinta. En la puerta de cada sitio, un bobbie prohibía la entrada de nuevo al local. Los taxis no paraban de recoger gente. El camino de vuelta al hotel fue un recordatorio de todo lo disfrutado ese día. No pudo ser más intenso en todos los sentidos e inimaginable al principio de aquella jornada del sábado 11 de octubre. Daniel y yo, en la habitación para acostarnos miramos la hora, eran las tres y media de la mañana. Estábamos reventados y dormimos en la gloria.
Beatles in Liverpool
Bajo autografiado por Paul en el Pub Cavern y bombo en el Wine Bar de Penny Lane

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